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La hija del soplador de vidrio

Kioo vive en Ulmia junto a su padre ciego, Bildo, aunque tiene claro que no esperará mucho tiempo para largarse de allí.

Los crímenes que pasan impunes en aquella aldea la empujan a abandonarla, abandonando la profesión que estaba destinada para ella: la de sopladora de vidrio, aunque, el día en que va a marcharse, ocurre algo que le hace cambiar de opinión.

Como último regalo, Bildo sopla una esfera de vidrio en la que, sin saber cómo, hay representada una escena que Kioo presenció de pequeña. Esta situación lleva a los dos protagonistas a investigar qué está ocurriendo en Ulmia, dispuestos a acabar de una vez por todas con las injusticias. Lo que no saben es que no son los únicos interesados en todos esos actos y que su involucración en el asunto removerá los cimientos de la aldea.

«Es fácil aconsejar cuando el dolor es ajeno», Kioo.