Almohada

Descansa sus miedos sobre su almohada, esa confidente que fue testigo de su primera lágrima, del aullido que un corazón roto posó sobre su garganta, de las noches que pasó en vela y la abrazó a ella, su saco de inseguridades, el cojín que arranca los secretos más profundos de su alma.

Ante su almohada es capaz de confesar lo que no se atreve frente al espejo, lo que su lógica le obliga a abandonar: que hay sombras en su alma que nunca fue capaz de sanar, que a veces el ayer es más poderoso que el mañana, que los cuentos de hadas que habitan en su imaginación nunca llegarán a soñarse, se quedarán en un ojalá convertido en un infinito, en una posibilidad que no tuvo oportunidad de nacer.

Hoy dormir está sobrevalorado, hoy abraza a su compañera de batallas y le cuenta que ha decidido mirar a las estrellas, que va a atreverse a hablar con el espejo, que va a amarse tal y como es.