La esencia de un recuerdo

Y de repente volví a oler aquella fragancia. Súbitamente, casi a traición, aquel aroma evocó en mí toda una espiral de recuerdos. Abandoné por un momento el andén donde la rutina me había atrapado nuevamente y volé a aquel verano en el que me enamoré, no por primera vez, pero sí más irracionalmente. El olor a mar, la llamada de las gaviotas… la pretérita y sutil presencia de su perfumado cabello. Y ahora, con la impotencia de quien sorprende al olvido apoderarse del presente, la atronadora entrada del tren me aferraba a mi bastón para guiarme entre la concurrida oscuridad.