Obsolescencia programada

El amor es esa mecha que se enciende con la esperanza de que la llama sea eterna, de que las mariposas siempre vuelen, de que todo sea de color de rosa, de que la magia perdure. Y amar es eso, pensar que no hay final y que amaremos para siempre. Y que nos dolerá tanto el lado izquierdo del pecho, que si morimos de algo será de amor y ahí esta el final o la escapatoria perfecta. Pero amor, serás para siempre. 

Cómo voy a mirarte a los ojos y pensar que el amor tiene obsolescencia programada, que llegará el día en el que ya no sienta nada por ti cuando te miro y se me para el mundo, pero sin tu mirada no hay mundo que valga. Como voy a pensar que esto tiene fecha de caducidad como si lo nuestro se tratara de un yogur al que hay que consumir antes de la fecha. No quiero pensar en la obsolescencia. No quiero un fin, más allá del finito de tus ojos. Me asusta que ya no te brillen cuando tu mirada se cruza con la mía. Cuando al abrirlos se encuentran con los míos una mañana más. No quiero finales, aunque estos sean felices. ¿Me entiendes?