Te recuerdas

Siempre vuelve. Siempre.

Esa necesidad de reiniciar la mente y el corazón, de liberar espacio y borrar todo lo que empieza a pesar: los restos del día a día que parecen invisibles pero que terminan por convertirse en una capa de polvo que va cubriéndolo todo a su paso salpicándolo de gris si no sabes verlo a tiempo. Cuando lo haces, frenas. Un stop en plena carrera, entre las prisas que siguen a cada amanecer. Una bocanada de aire. Respirar profundo antes de coger impulso y hacerte esas preguntas que te has repetido tantas veces pero que acabas por olvidar. ¿Quién quieres ser? ¿Qué buscas, qué sueñas? ¿Hacia dónde te diriges? Escarbas. Te hundes más allá de la piel. Rebuscas en los cajones del alma. Y te encuentras justo cuando más perdida estabas, cuando casi empezabas a verte borrosa al mirarte al espejo de buena mañana. Te recuerdas. Qué sensación esa. La de recordarte, abrazarte de nuevo, quererte.

Siempre. Vuelves siempre.