Vamos a vivir cien años

Nos bombardean continuamente con información sobre el aumento de la esperanza de vida y damos por hecho que llegaremos a la centena, sin darnos cuenta de que es tan solo eso, una esperanza.

Tal vez podremos vivir cien años, pero nunca repetiremos una sonrisa. Nunca volveremos al mismo atardecer ni al primer te quiero. No nos temblarán las rodillas dos veces de la misma manera. Nuestros sueños se evaporarán, transformándose en otros. Nosotros también nos iremos.

Nos olvidamos del momento. Vivimos como fuésemos a hacerlo eternamente, calculando un futuro que quizás nunca llegará o que, si lo hace, puede ser totalmente diferente a lo que hemos planificado. La vida siempre tiene otros planes.

Nacemos sin nada y tratamos de hacer eso a lo que llaman “ganarse la vida”. No es necesario, estamos aquí, ya hemos ganado.

Renunciamos a gustos, ambiciones o amores, como si hubiera otra cosa más importante. Como si la propia vida no tuviera fecha de caducidad.

Tal vez vamos a vivir cien años. O tal vez no